Calavera literaria
¿Alguna vez te has preguntado, cómo surgió la idea de escribir una calavera
literaria? Sí, esa que a todos nos dejaron una vez en la escuela primaria, y que
engalana de forma única estos días…
Pues hoy te contamos todo sobre su historia, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿quién
empezó?, con esta maravillosa tradición.
De acuerdo con un ensayo del escritor veracruzano Adán Cabral Sanguino,
publicado en la Revista Cultural Mito, la costumbre tiene sus orígenes en la época
colonial y se vincula con ciertas expresiones de religiosidad ibérica de la alta Edad
Media, como la Danza Macabra o Danza de la Muerte.
Se enriqueció en la Nueva España con elementos prehispánicos, como el culto a
Mictlantecuhtli (dios de la Muerte), los tzompantlis (troncos de cráneos de
sacrificados y posible origen de las calaveritas de dulce) y la poesía precortesiana,
cabe resaltar que en la época prehispánica la recitación de poesía no era
monótona, ni mucho menos, estaba llena de color y ritmo, imagínate que los
Teotihuacanos ocupaban la calzada de los muertos para hacer esta expresión
artística en fechas importantes acompañada de bailes y declamaciones por demás
majestuosas, así que si gustas aun puedes declamar tu calaverita de esta forma
ancestral, ¿Te animas?.
Durante la época novohispana, las calaveras se relacionaban con la supuesta
madre Matiana o del Espíritu Santo, oriunda de Tepotzotlán, estado de México, a
quien le atribuían profecías y epitafios que se transmitían oralmente.
Registros históricos, señalan que esta mujer nunca fue monja. Sin embargo, se
sabe que ingresó al Convento de San Jerónimo para servir de criada a una
religiosa que sufría demencia.
En la Colonia, como consecuencia de la censura existente, se prohibió la libre
circulación de estas composiciones en las gacetas y otros medios impresos, por
considerarlos irreverentes, recordemos que las crónicas es la forma de literatura
más preponderante de la época, sobre todo las que venían de los españoles de
forma directa y se trataba de las hazañas en la conquista del territorio Mexicano,
había una tendencia por desaparecer las raíces mesoamericanas y si bien no era solo una tradición mesoamericana, la connotación de crítica hacia la vida pública,
le valió que se guardara en un baúl muy grande, algunos años debido a que la
corona no aceptaba la crítica.
Fue hasta el siglo XIX que estos versos satíricos aparecieron nuevamente
impresos. Los más antiguos de los que se tiene registro en hemerotecas, datan de
1849 en el periódico “El Socialista”, que editaba el médico italiano José Indelicato,
en Guadalajara, Jalisco.
Espera… La historia cuenta que también al final del Virreinato, Fray Joaquín
Bolaños fue el autor de la calaverita más antigua de México, La portentosa vida de
la muerte, un largo texto donde el escritor redacta: “Desabrida es la muerte más
para que no te sea tan amarga su memoria, te la presento dorada o disfrazada con
un retazo de chiste… Va en forma de historia porque quiero divertirte”. Dicha obra
fue publicada en 1992 por El Colegio Nacional.
Durante la revolución mexicana, a finales del siglo XIX, surge la tradición de las
calaveritas como las conocemos actualmente, como una expresión crítica del
pueblo contra la élite porfirista.
José Guadalupe Posada, el famoso ilustrador mexicano, crea la famosa imagen
de La Catrina o La Muerte, con ese toque burlesco propio de las calaveritas.
Posada hizo de sus ilustraciones una tradición y dio apariencia y vida a La Catrina,
que Diego Rivera retomó en su mural Tarde de domingo en la Alameda.
En la actualidad, las calaveras son epigramas o versos rítmicos de rima variada
cuyo motivo principal es la muerte, haciendo de ésta un pretexto para efectuar una
parodia de personas que pueden estar vivas o muertas, así como acontecimientos
políticos o culturales. Las características que generalmente se aprecian en dichas creaciones líricas son ingenio, ironía, sutileza, caricatura, rima y musicalidad.
La tradición de hacer calaveritas ha pasado de generación en generación, y
podemos encontrar algunas inspiradas en episodios históricos como la
Independencia y la Revolución Mexicana, o sobre personajes cotidianos, famosos
y sobre todo las más gustadas sobre los políticos de actualidad del país, sin lugar
a duda las calaveritas no solo nos muestran el ingenio mexicano, si no una crítica
y una forma de manifestación social a lo que nos molesta o nos tiene
descontentos, también hoy en día hay algunas que se realizan para alabar a alguna
persona, así que la invitación está latente y corre con tu pluma, para desarrollar el
ingenio mexicano, que está manifiesto en esta expresión literaria.
– Texto redactado por la Mtra. Karla Arroyo, psicóloga y docente de la Preparatoria Zoebisch.
– Bibliografía Periódico Universal: Unión Guanajuato